lunes, 28 de mayo de 2012

María, Madre de la Iglesia. (MO). Blanco.
Esta fiesta fue instituida por el papa Pablo VI, para ser celebrada siempre el lunes siguiente a Pentecostés. La Biblia nos recuerda que María estuvo ese día en el nacimiento de la Iglesia, con su presencia amorosa y su oración, como una madre ante un nacimiento. En ella vemos también el modelo de lo que cada integrante de la Iglesia puede llegar a ser cuando se deja inundar por el Espíritu.
LECTURA
Hech 1, 12-14
Lectura de los Hechos de los apóstoles.
Después que Jesús subió al cielo, los apóstoles regresaron del monte de los Olivos a Jerusalén: la distancia entre ambos sitios es la que está permitida recorrer en día sábado. Cuando llegaron a la ciudad, subieron a la sala donde solían reunirse. Eran Pedro, Juan, Santiago, Andrés, Felipe y Tomás, Bartolomé, Mateo, Santiago, hijo de Alfeo, Simón el Zelote y Judas, hijo de Santiago. Todos ellos, íntimamente unidos, se dedicaban a la oración en compañía de algunas mujeres, de María, la madre de Jesús, y de sus hermanos.
Palabra de Dios.
Comentario
"Muchas relaciones demuestran que la elección de María está ligada a la de la humanidad redimida; bastaría recordar la presencia de la Virgen en el Cenáculo el día de Pentecostés, para admirar que aquella fecha, que era para Maria nueva y completa plenitud de gracia, era para la Iglesia el momento inicial de la efusión de la gracia, como el nacimiento a la vida del Espíritu Santo; así pues, también por este título, la Virgen puede ser considerada y honrada como Madre de la Santa Iglesia" (Pablo VI, Audiencia general del 27 de mayo de 1964).
SALMO
Jdt 13, 18-19
R. ¡Tú eres el honor de nuestra raza!
Que el Dios Altísimo te bendiga, hija mía, más que a todas las mujeres de la tierra; y bendito sea el Señor Dios, creador del cielo y de la tierra. R.
Nunca olvidarán los hombres la confianza que has demostrado y siempre recordarán el poder de Dios. R.
EVANGELIO
Jn 19, 25-27
Evangelio de nuestro Señor Jesucristo según san Juan.
Junto a la cruz de Jesús, estaban su madre y la hermana de su madre, María, mujer de Cleofás, y María Magdalena. Al ver a la madre y cerca de ella al discípulo a quien él amaba, Jesús le dijo: "Mujer, aquí tienes a tu hijo". Luego dijo al discípulo: "Aquí tienes a tu madre". Y desde aquella Hora, el discípulo la recibió en su casa.
Palabra del Señor.
Comentario
El corazón de María es muy grande. No sólo ama al hijo nacido de sus entrañas, sino que ama como hijos e hijas a todos los discípulos de Jesús. Como el discípulo amado, recibamos a María en nuestra casa para recibir también a todos como hermanos y hermanas.

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