sábado, 17 de marzo de 2012

Sábado III de Cuaresma. Morado.

San Patricio fue llevado a Irlanda por unos piratas, en condición de esclavo. Una vez liberado recorrió Francia y Roma, aprendió el latín y luego volvió a Irlanda como obispo para anunciar el evangelio. Fundó sedes episcopales y fue un gran predicador, simple y con un hondo sentido pastoral. En su sencillez, usó la hoja del trébol para enseñar el insondable misterio de la Santísima Trinidad. Murió en el año 461. Es el patrono de Irlanda.

LECTURA

Os 6, 1-6

Lectura de la profecía de Oseas.

"Vengan, volvamos al Señor: Él nos ha desgarrado, pero nos sanará; ha golpeado, pero vendará nuestras heridas. Después de dos días nos hará revivir, al tercer día nos levantará, y viviremos en su presencia. Esforcémonos por conocer al Señor: su aparición es cierta como la aurora. Vendrá a nosotros como la lluvia, como la lluvia de primavera que riega la tierra". ¿Qué haré contigo, Efraím? ¿Qué haré contigo, Judá? Porque el amor de ustedes es como nube matinal, como el rocío que pronto se disipa. Por eso los hice pedazos por medio de los profetas, los hice morir con las palabras de mi boca, y mi juicio surgirá como la luz. Porque yo quiero amor y no sacrificios, conocimiento de Dios más que holocaustos.

Palabra de Dios.



Comentario

El profeta plantea que el amor del pueblo por Dios, se ha vuelto superficial y volátil. Dicen una cosa con los labios, pero pronto lo olvidan y dejan de lado sus buenos propósitos. Así ocurre cuando nuestra relación con Dios es mucho palabrerío pero le falta lo esencial.



SALMO

Sal 50, 3-4. 18-21

R. El Señor quiere amor y no sacrificios.

¡Ten piedad de mí, Señor, por tu bondad, por tu gran compasión, borra mis faltas! ¡Lávame totalmente de mi culpa y purifícame de mi pecado! R.

Los sacrificios no te satisfacen; si ofrezco un holocausto, no lo aceptas: mi sacrificio es un espíritu contrito, Tú no desprecias el corazón contrito y humillado. R.

Trata bien a Sión, Señor, por tu bondad; reconstruye los muros de Jerusalén. Entonces aceptarás los sacrificios rituales: las oblaciones y los holocaustos. R.



EVANGELIO

Lc 18, 9-14

Evangelio de nuestro Señor Jesucristo según san Lucas.

Refiriéndose a algunos que se tenían por justos y despreciaban a los demás, Jesús dijo esta parábola: Dos hombres subieron al Templo para orar; uno era fariseo y el otro, publicano. El fariseo, de pie, oraba así: "Dios mío, te doy gracias porque no soy como los demás hombres, que son ladrones, injustos y adúlteros; ni tampoco como ese publicano. Ayuno dos veces por semana y pago la décima parte de todas mis entradas". En cambio el publicano, manteniéndose a distancia, no se animaba siquiera a levantar los ojos al cielo, sino que se golpeaba el pecho, diciendo: "¡Dios mío, ten piedad de mí, que soy un pecador!". Les aseguro que este último volvió a su casa justificado, pero no el primero. Porque todo el que se eleva será humillado, y el que se humilla será elevado.

Palabra del Señor.



Comentario

La parábola nos pone delante de nuestros ojos dos modelos. Hay que decidir. ¿Cuál elegimos? Podemos decir muchas cosas destacando nuestras acciones y criticando a los demás. O podemos sencillamente, sin compararnos con nadie, ponernos delante de Dios y dejar que él mire nuestra vida tal cual es.

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