lunes, 26 de marzo de 2012

La Anunciación del Señor. (S). Blanco.

Celebramos hoy la encarnación de Jesús en el vientre de María. "La Iglesia llama "encarnación" al hecho de que el Hijo de Dios haya asumido una naturaleza humana para llevar a cabo por ella nuestra salvación. La fe en la verdadera encarnación del Hijo de Dios es el signo distintivo de la fe cristiana. La Iglesia confiesa así que Jesús es inseparablemente verdadero Dios y verdadero hombre. Él es verdaderamente el Hijo de Dios que se ha hecho hombre, nuestro hermano, y eso sin dejar de ser Dios, nuestro Señor" (Catecismo de la Iglesia Católica, nros. 461, 469).

LECTURA

Is 7, 10-14; 8, 10

Lectura del libro de Isaías.

En aquellos días: El Señor habló a Ajaz en estos términos: "Pide para ti un signo de parte del Señor, en lo profundo del abismo, o arriba, en las alturas". Pero Ajaz respondió: "No lo pediré ni tentaré al Señor". Isaías dijo: "Escuchen, entonces, casa de David: ¿Acaso no les basta cansar a los hombres, que cansan también a mi Dios? Por eso el Señor mismo les dará un signo. Miren, la virgen está embarazada y dará a luz un hijo, y lo llamará con el nombre de Emmanuel, que significa 'Dios con nosotros'".

Palabra de Dios.



Comentario

"Esta profecía, pronunciada en un momento concreto, es una exhortación para que el rey confíe en Dios. Pero el rey Ajaz no confió en la promesa, ofreció sacrificios a los dioses extranjeros y se hizo vasallo de Asiria (2 Re 16). La promesa conservó su valor para el futuro y alimentó la esperanza de un salvador definitivo. El pueblo de Dios confió en que algún momento se revelaría ese EMMANUEL, en hebreo 'Dios con nosotros'" (Fuente: www.palabrasconmiel.wordpress.com/simbolos/nombre).



SALMO

Sal 39, 7-11

R. Aquí estoy, Señor, para hacer tu voluntad.

Tú no quisiste víctima ni oblación, pero me diste un oído atento; no pediste holocaustos ni sacrificios, entonces dije: "Aquí estoy". R.

"En el libro de la Ley está escrito lo que tengo que hacer: Yo amo, Dios mío, tu voluntad, y tu ley está en mi corazón". R.

Proclamé gozosamente tu justicia en la gran asamblea; no, no mantuve cerrados mis labios, tú lo sabes, Señor. R.

No escondí tu justicia en el fondo de mi corazón, proclamé tu fidelidad y tu salvación, y no negué ante la gran asamblea tu amor y tu fidelidad. R.



SEGUNDA LECTURA

Heb 10, 4-10

Lectura de la carta a los Hebreos.

Hermanos: Es imposible que la sangre de toros y chivos quite los pecados. Por eso, Cristo, al entrar en el mundo, dijo: "Tú no has querido sacrificios ni oblación; en cambio, me has dado un cuerpo. No has mirado con agrado los holocaustos ni los sacrificios expiatorios. Entonces dije: 'Aquí estoy, yo vengo ?como está escrito de mí en el libro de la Ley? para hacer, Dios, tu voluntad'". Él comienza diciendo: "Tú no has querido ni has mirado con agrado los sacrificios, los holocaustos, ni los sacrificios expiatorios, a pesar de que están prescritos por la Ley". Y luego añade: "Aquí estoy, yo vengo para hacer tu voluntad". Así declara abolido el primer régimen para establecer el segundo. Y en virtud de esta voluntad quedamos santificados por la oblación del cuerpo de Jesucristo, hecha de una vez para siempre.

Palabra de Dios.



Comentario

Jesucristo no se ofrendó en rituales sino con su propia vida. Todo su cuerpo fue ofrenda, no sólo en el momento de la cruz, sino en cada circunstancia en que su cuerpo encarnó la salvación: tocando enfermos, hablando, imponiendo las manos? en definitiva, en todas las formas de su presencia en las que hizo realidad la promesa de ser "Dios con nosotros".



EVANGELIO

Lc 1, 26-38

Evangelio de nuestro Señor Jesucristo según san Lucas.

El ángel Gabriel fue enviado por Dios a una ciudad de Galilea, llamada Nazaret, a una virgen que estaba comprometida con un hombre perteneciente a la familia de David, llamado José. El nombre de la virgen era María. El Ángel entró en su casa y la saludó, diciendo: "¡Alégrate, llena de gracia, el Señor está contigo!". Al oír estas palabras, ella quedó desconcertada y se preguntaba qué podía significar ese saludo. Pero el Ángel le dijo: "No temas, María, porque Dios te ha favorecido. Concebirás y darás a luz un hijo, y le pondrás por nombre Jesús; él será grande y se le llamará Hijo del Altísimo. El Señor Dios le dará el trono de David, su padre, reinará sobre la casa de Jacob para siempre y su reino no tendrá fin". María dijo al Ángel: "¿Cómo puede ser esto, si yo no convivo con ningún hombre?". El Ángel le respondió: "El Espíritu Santo descenderá sobre ti y el poder del Altísimo te cubrirá con su sombra. Por eso el niño será santo y se lo llamará Hijo de Dios. También tu parienta Isabel concibió un hijo a pesar de su vejez, y la que era considerada estéril ya se encuentra en su sexto mes, porque no hay nada imposible para Dios". María dijo entonces: "Yo soy la servidora del Señor; que se cumpla en mí lo que has dicho". Y el Ángel se alejó.

Palabra del Señor.



Comentario

Dios quiso tener un cuerpo y nacer de una mujer. Este es el gran misterio de la Encarnación. "Dios con nosotros" no es sólo una metáfora o un nombre simbólico. Nuestro Dios asumió todo lo humano para redimir todo lo humano. Y esta obra comenzó en un lugar preciso en la tierra y en la humanidad: el cuerpo de una mujer, en una casa, en la aldea de Nazaret, en la provincia de Galilea. Así, en lo concreto y terrestre, se hace presente lo divino.

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