lunes, 7 de julio de 2014

Confía en mí


Buenos días, amigo/a.

Confiar en Dios, es depositar toda nuestra fe en él. Dejarle el cuidado de tus cosas. Permitirle disponer de tu futuro, porque sabes que te ama más que tú mismo. Reposa en él “como un niño en brazos de su madre” (salmo 131). Y confía sobre todo en las pruebas, cuando las cosas resultan incomprensibles.

“Yo soy Dios. El día de hoy me encargaré de todos tus problemas. Por favor recuerda que no necesito de tu ayuda. Si por casualidad el demonio te puso en una situación que no puedes manejar, no intentes resolverla. Déjala a mi cuidado. Esto se arreglará en mi tiempo, no en el tuyo. Una vez que has puesto en mis manos el asunto no te aferres a él ni te preocupes. Esta actitud sólo demoraría la solución del problema. Si es una situación que tú piensas que eres capaz de manejar, por favor consúltame en una oración para asegurarte que es la solución correcta. Debido a que no duermo ni dormito, no es necesario que pierdas tu sueño. Yo me encargaré de velarlo. Descansa, hijo. Si necesitas contactarme, estoy sólo a una oración de distancia...”

Para la persona de fe, todo sucede porque lo quiere o lo permite Dios. Y él es experto en sacar bien del mal. Imagínate el río de bendiciones que bajó del Calvario donde murió Jesús en la cruz. También él tiene proyectos de salvación para cada una de tus contradicciones aceptadas en paz. Que el Señor te proteja y bendiga. P. Natalio.

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