domingo, 12 de enero de 2014

Fiesta del Bautismo del Señor 
PRIMERA LECTURA
Libro de Isaías 42,1-4.6-7. 
Este es mi Servidor, a quien yo sostengo, mi elegido, en quien se complace mi alma. Yo he puesto mi espíritu sobre él para que lleve el derecho a las naciones. 
Él no gritará, no levantará la voz ni la hará resonar por las calles. 
No romperá la caña quebrada ni apagará la mecha que arde débilmente. Expondrá el derecho con fidelidad; 
no desfallecerá ni se desalentará hasta implantar el derecho en la tierra, y las costas lejanas esperarán su Ley. 
Yo, el Señor, te llamé en la justicia, te sostuve de la mano, te formé y te destiné a ser la alianza del pueblo, la luz de las naciones, 
para abrir los ojos de los ciegos, para hacer salir de la prisión a los cautivos y de la cárcel a los que habitan en las tinieblas. 

Palabra de Dios.


SALMO RESPONSORIAL 29(28),1-2.3-4.9-10. 
¡Tributad a Yahvé, hijos de Dios, tributad a Yahvé gloria y poder!
Devolved al Señor la gloria de su Nombre, 
adorad al Señor en solemne liturgia.

¡Voz del Señor sobre las aguas! retumba el trueno del Dios de majestad: es el Señor, por encima del diluvio.
Voz del Señor, llena de fuerza, 
voz del Señor, voz esplendorosa.

Voz del Señor: ¡ha doblegado encinas y ha arrancado la corteza de los bosques! En su templo resuena una sola voz: ¡Gloria!
El Señor dominaba el diluvio, 
el Señor se ha sentado como rey y por siempre.


SEGUNDA LECTURA
Libro de los Hechos de los Apóstoles 10,34-38. 
Entonces Pedro, tomando la palabra, dijo: "Verdaderamente, comprendo que Dios no hace acepción de personas, y que en cualquier nación, todo el que lo teme y practica la justicia es agradable a él. 
El envió su Palabra a los israelitas, anunciándoles la Buena Noticia de la paz por medio de Jesucristo, que es el Señor de todos. 
Vosotros ya sabéis qué ha ocurrido en toda Judea, comenzando por Galilea, después del bautismo que predicaba Juan: cómo Dios ungió a Jesús de Nazaret con el Espíritu Santo, llenándolo de poder. El pasó haciendo el bien y curando a todos los que habían caído en poder del demonio, porque Dios estaba con él. 

Palabra de Dios.


EVANGELIO según San Mateo 3,13-17. 
Entonces Jesús fue desde Galilea hasta el Jordán y se presentó a Juan para ser bautizado por él. 
Juan se resistía, diciéndole: "Soy yo el que tiene necesidad de ser bautizado por ti, ¡y eres tú el que viene a mi encuentro!". 
Pero Jesús le respondió: "Ahora déjame hacer esto, porque conviene que así cumplamos todo lo que es justo". Y Juan se lo permitió. 
Apenas fue bautizado, Jesús salió del agua. En ese momento se abrieron los cielos, y vio al Espíritu de Dios descender como una paloma y dirigirse hacia él. 
Y se oyó una voz del cielo que decía: "Este es mi Hijo muy querido, en quien tengo puesta toda mi predilección". 

Palabra del Señor.

COMENTARIO al Evangelio del Domingo:
Por Mikel Garciandía Goñi, Capellán de San Miguel de Aralar (Navarra - España)

Este es mi Hijo, el amado, mi predilecto


El tiempo de la Navidad nos ha remozado por dentro. Hemos perdido las capas del hombre y la mujer viejos y hemos aprendido a contemplar el Misterio. Nuestro rejuvenecido corazón puede ahora afrontar el inicio del tiempo ordinario. En este primer domingo, emerge con fuerza la voz del buen Padre Dios. No son muchos los momentos en los que lo hace en primera persona, pero sí muy significativos.

Tras la Epifanía, la manifestación de Dios al mundo (representado en la figura de los magos), hoy una nueva manifestación de Dios nos vuelve a abrir un horizonte inédito. En el seno de Dios, se da un diálogo, un movimiento de amor y una misión. Oscuramente lo vaticina Isaías, pero con trazos suficientemente familiares: “Yo, el Señor, te he llamado con justicia.. te he hecho alianza de un pueblo... para que abras los ojos de los ciegos” (Is 42, 6-7).

Juan el Bautista será el que abrirá esa revelación del Señor a quienes se acercan al Jordán. En el duro gesto para él de bautizar al mismo Mesías, propiciará que Dios Padre nos presente a Jesús en toda su verdad: “este es mi Hijo, el amado, mi predilecto”. Todo un pórtico solemne de la misión de Jesús, que lejos de ser un visionario, o un héroe solitario, lleva en su corazón una música eterna: “Padre sé que me amas, mi vida es en y para Ti”. Jesús se bautiza, se sumerge en el Jordán y emerge con el Espíritu y esa música comienza a difundirse en Israel.

La cosa empezó en Galilea

Y junto con la voz del Padre, la familiar voz de Pedro, a quien contemplamos en casa de un pagano, en casa del centurión Cornelio. Vence sus resistencias y comienza a contarles la Buena Nueva que había comenzado en Galilea. Su predicación suscita un verdadero bautismo del Espíritu en los moradores de esa casa de paganos. 

Ojalá en este primer domingo del ciclo ordinario nos unamos a Pedro, esto es, a Francisco, y nos animemos a ser luz. Dejemos de ser una iglesia residual y pasemos a ser resto santo. Anunciemos y contemos la Historia de nuestra salvación, hablando en primera persona: “me refiero a Jesús de Nazaret, ungido con el Espíritu, que me hizo tanto bien, y me curó de la opresión del diablo, porque es mi Dios y Señor”.

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