De la feria. Morado.
Casimiro nació en la
familia real de Polonia en el año 1458. Fue un ejemplo de prudencia
política y de entrega a los pobres. Tenía una profunda devoción por la
Santísima Virgen. Es el patrono de Polonia y Lituania.
LECTURA
2Rey 5, 1-15
Lectura del segundo libro de los Reyes.
Naamán,
general del ejército del rey de Arám, era un hombre prestigioso y
altamente estimado por su señor, porque gracias a él, el Señor había
dado la victoria a Arám. Pero este hombre, guerrero valeroso, era
leproso. En una de sus incursiones, los arameos se habían llevado
cautiva del país de Israel a una niña, que fue puesta al servicio de la
mujer de Naamán. Ella dijo entonces a su patrona: "¡Ojalá mi señor se
presentara ante el profeta que está en Samaría! Seguramente, él lo
libraría de su lepra". Naamán fue y le contó a su señor: "La niña del
país de Israel ha dicho esto y esto". El rey de Arám respondió: "Está
bien, ve, y yo enviaré una carta al rey de Israel". Naamán partió
llevando consigo diez talentos de plata, seis mil siclos de oro y diez
trajes de gala, y presentó al rey de Israel la carta que decía: "Junto
con esta carta, te envío a Naamán, mi servidor, para que lo libres de su
lepra". Apenas el rey de Israel leyó la carta, rasgó sus vestiduras y
dijo: "¿Acaso yo soy Dios, capaz de hacer morir y vivir, para que este
me mande librar a un hombre de su lepra? Fíjense bien y verán que él
está buscando un pretexto contra mí". Cuando Eliseo, el hombre de Dios,
oyó que el rey de Israel había rasgado sus vestiduras, mandó a decir al
rey: "¿Por qué has rasgado tus vestiduras? Que él venga a mí y sabrá que
hay un profeta en Israel". Naamán llegó entonces con sus caballos y su
carruaje, y se detuvo a la puerta de la casa de Eliseo. Eliseo mandó un
mensajero para que le dijera: "Ve a bañarte siete veces en el Jordán; tu
carne se restablecerá y quedarás limpio". Pero Naamán, muy irritado, se
fue diciendo: "Yo me había imaginado que saldría él personalmente, se
pondría de pie e invocaría el nombre del Señor, su Dios; luego pasaría
su mano sobre la parte afectada y sanaría la lepra. ¿Acaso los ríos de
Damasco, el Abaná y el Parpar, no valen más que todas las aguas de
Israel? ¿No podía yo bañarme en ellos y quedar limpio?". Y dando media
vuelta, se fue muy enojado. Pero sus servidores se acercaron para
decirle: "Padre, si el profeta te hubiera mandado una cosa
extraordinaria ¿no lo habrías hecho? ¡Cuánto más si él te dice
simplemente: Báñate y quedarás limpio!". Entonces bajó y se sumergió
siete veces en el Jordán, conforme a la palabra del hombre de Dios; así
su carne se volvió como la de un muchacho joven y quedó limpio. Luego
volvió con toda su comitiva adonde estaba el hombre de Dios. Al llegar,
se presentó delante de él y le dijo: "Ahora reconozco que no hay Dios en
toda la tierra, a no ser en Israel. Acepta, te lo ruego, un presente de
tu servidor".
Palabra de Dios.
Comentario
Una
jovencita esclava, prisionera de guerra, da testimonio del poder
sanador del Dios de Israel. Ella forma parte del grupo de los pobres de
Yavé. Su palabra lleva el anuncio salvador más allá de las fronteras de
su pueblo. Ella facilita que este extranjero conozca al Dios verdadero y
llegue también a profesar la fe: "Ahora conozco que no hay en toda la
tierra otro Dios que el de Israel".
SALMO
Sal 41, 2-3; 42, 3-4
R. ¡Mi alma tiene sed del Dios viviente!
Como la cierva sedienta busca las corrientes de agua, así mi alma suspira por ti, mi Dios. R.
Mi alma tiene sed de Dios, del Dios viviente: ¿Cuándo iré a contemplar el rostro de Dios? R.
Envíame tu luz y tu verdad: que ellas me encaminen y me guíen a tu santa Montaña, hasta el lugar donde habitas. R.
Y llegaré al altar de Dios, el Dios que es la alegría de mi vida; y te daré gracias con la cítara, Señor, Dios mío. R.
EVANGELIO
Lc 4, 24-30
Evangelio de nuestro Señor Jesucristo según san Lucas.
Cuando
Jesús llegó a Nazaret, dijo a la multitud en la sinagoga: "Les aseguro
que ningún profeta es bien recibido en su tierra. Yo les aseguro que
había muchas viudas en Israel en el tiempo de Elías, cuando durante tres
años y seis meses no hubo lluvia del cielo y el hambre azotó a todo el
país. Sin embargo, a ninguna de ellas fue enviado Elías, sino a una
viuda de Sarepta, en el país de Sidón. También había muchos leprosos en
Israel, en el tiempo del profeta Eliseo, pero ninguno de ellos fue
sanado, sino Naamán, el sirio". Al oír estas palabras, todos los que
estaban en la sinagoga se enfurecieron y, levantándose, lo empujaron
fuera de la ciudad, hasta un lugar escarpado de la colina sobre la que
se levantaba la ciudad, con intención de despeñarlo. Pero Jesús, pasando
en medio de ellos, continuó su camino.
Palabra del Señor.
Comentario
¿Podemos
aceptar que Dios tenga una buena noticia también para "los otros"?
¿Cuál es nuestro sentimiento hacia las personas que no comparten nuestra
fe religiosa, nuestros criterios o nuestras afinidades políticas? ¿Qué
fronteras o estructuras mentales hace falta derribar para aceptar que el
amor de Dios no está reservado sólo a nuestro grupo?
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