domingo, 9 de marzo de 2014

Domingo de la primera semana de Cuaresma. 
PRIMERA LECTURA
Creación y pecado de los primeros padres

Lectura del libro del Génesis 2, 7-9; 3, 1-7
El Señor Dios modeló al hombre de arcilla del suelo, sopló en su nariz un aliento de vida, y el hombre se convirtió en ser vivo.
El Señor Dios plantó un jardín en Edén, hacia oriente, y colocó en él al hombre que había modelado.
El Señor Dios hizo brotar del suelo toda clase de árboles hermosos de ver y buenos de comer; además, el árbol de la vida, en mitad del jardín, y el árbol del conocimiento del bien y el mal.
La serpiente era el más astuto de los animales del campo que el Señor Dios había hecho. Y dijo a la mujer:
-«¿Cómo es que os ha dicho Dios que no comáis de ningún árbol del jardín?»
La mujer respondió a la serpiente:
-«Podemos comer los frutos de los árboles del jardín; solamente del fruto del árbol que está en mitad del jardín nos ha dicho Dios: "No comáis de él ni lo toquéis, bajo pena de muerte."»
La serpiente replicó a la mujer:
-«No moriréis. Bien sabe Dios que cuando comáis de él se os abrirán los ojos y seréis como Dios en el conocimiento del bien y el mal. »
La mujer vio que el árbol era apetitoso, atrayente y deseable, porque daba inteligencia; tomó del fruto, comió y ofreció a su marido, el cual comió.
Entonces se les abrieron los ojos a los dos y se dieron cuenta de que estaban desnudos; entrelazaron hojas de higuera y se las ciñeron.

Palabra de Dios.


SALMO RESPONSORIAL 50, 3-4. 5-6a 12-13. 14 y 17
R. Misericordia, Señor: hemos pecado.
Misericordia, Dios mío, por tu bondad, 
por tu inmensa compasión borra mi culpa, 
lava del todo mi delito, 
limpia mi pecado. R.
Pues yo reconozco mi culpa, 
tengo siempre presente mi pecado: 
contra ti, contra ti solo pequé, 
cometí la maldad que aborreces. R.
Oh Dios, crea en mi un corazón puro,
renuévame por dentro con espíritu firme; 
no me arrojes lejos de tu rostro, 
no me quites tu santo espíritu. R.
Devuélveme la alegría de tu salvación, 
afiánzame con espíritu generoso. 
Señor, me abrirás los labios, 
y mi boca proclamará tu alabanza. R.


SEGUNDA LECTURA
Si creció el pecado, más abundante fue la gracia

Lectura de la carta del apóstol san Pablo a los Romanos 5, 12-19
Hermanos:
Lo mismo que por un hombre entró el pecado en el mundo, y por el pecado la muerte, y así la muerte pasó a todos los hombres, porque todos pecaron.
Porque, aunque antes de la Ley había pecado en el mundo, el pecado no se imputaba porque no había Ley. A pesar de eso, la muerte reinó desde Adán hasta Moisés, incluso sobre los que no habían pecado con una transgresión como la de Adán, que era figura del que había de venir.
Sin embargo, no hay proporción entre el delito y el don: si por la transgresión de uno murieron todos, mucho más, la gracia otorgada por Dios, el don de la gracia que correspondía a un solo hombre, Jesucristo, sobró para la multitud.
Y tampoco hay proporción entre la gracia que Dios concede y las consecuencias del pecado de uno: el proceso, a partir de un solo delito, acabó en sentencia condenatoria, mientras la gracia, a partir de una multitud de delitos, acaba en sentencia absolutoria.
Por el delito de un solo hombre comenzó el reinado de la muerte, por culpa de uno solo. Cuanto más ahora, por un solo hombre, Jesucristo, vivirán y reinarán todos los que han recibido un derroche de gracia y el don de la justificación.
En resumen: si el delito de uno trajo la condena a todos, también la justicia de uno traerá la justificación y la vida.
Si por la desobediencia de uno todos se convirtieron en pecadores, así por la obediencia de uno todos se convertirán en justos.

Palabra de Dios.


EVANGELIO
Jesús ayuna cuarenta días y es tentado

Lectura del santo evangelio según san Mateo 4, 1-11
En aquel tiempo, Jesús fue llevado al desierto por el Espíritu para ser tentado por el diablo. Y después de ayunar cuarenta días con sus cuarenta noches, al fin sintió hambre.
El tentador se le acercó y le dijo:
-« Si eres Hijo de Dios, di que estas piedras se conviertan en panes. »
Pero él le contestó, diciendo:
-«Está escrito: "No sólo de pan vive el hombre, sino de toda palabra que sale de la boca de Dios."»
Entonces el diablo lo lleva a la ciudad santa, lo pone en el alero del templo y le dice:
-«Si eres Hijo de Dios, tírate abajo, porque está escrito: «Encargará a los ángeles que cuiden de ti, y te sostendrán en sus manos, para que tu pie no tropiece con las piedras."»
Jesús le dijo:
-«También está escrito: "No tentarás al Señor, tu Dios."»
Después el diablo lo lleva a una montaña altísima y, mostrándole los reinos del mundo y su gloria, le dijo:
-«Todo esto te daré, si te postras y me adoras.»
Entonces le dijo Jesús:
-«Vete, Satanás, porque está escrito: "Al Señor, tu Dios, adorarás y a él solo darás culto."»
Entonces lo dejó el diablo, y se acercaron los ángeles y le servían.

Palabra del Señor.

COMENTARIO al Evangelio del Domingo:
Por Mikel Garciandía Goñi, Capellán de San Miguel de Aralar (Navarra - España)
Por la obediencia de uno solo...


El ser humano constitutivamente anhela lo diferente. El tiempo “normal” termina siendo para nosotros un espacio demasiado angosto y gris. El personaje se termina comiendo a la persona y uno es esclavo de las expectativas que ha generado o que le han impuesto. Lo hemos visto un año más en la euforia del carnaval. Un mundo travestido que ofrece cambiar de roles, de papeles, un mundo en el que las cosas se ven de otra forma. Héroes y villanos, escondidos y exhibidos, divertidos y extraños.

Los hijos de Dios y de su Iglesia hemos recibido el Miércoles de Ceniza el regalo de un tiempo diferente. No nos es posible revestirnos de Dios, de su luz y hermosura si antes no nos desvestimos, nos despojamos de los uniformes de sutiles idolatrías. La vestidura blanca de nuestro Bautismo lleva ya demasiadas señales de pecado. Como nos señala el Papa Francisco en su mensaje cuaresmal, “la Cuaresma es un tiempo adecuado para despojarse; y nos hará bien preguntarnos de qué podemos privarnos a fin de ayudar y enriquecer a otros con nuestra pobreza”.

Para ello, salgamos del jardín que es nuestro agitado mundo porque nos regala el Señor un tiempo especial. Tiempo de desierto, de soledad y encuentro, de austeridad, de desprendimiento, de oración. Tiempo para desenmascarar nuestra falsedad, para diagnosticar y sanar nuestros males. Porque la serpiente nos ofusca y nos deslumbra, nos aturde y nos halaga y nosotros, hijos de Adán y Eva, caemos. Jesús nos invita a salir a campo abierto y a luchar con él, y a asociarnos a su victoria: “por la obediencia de uno solo, todos serán constituidos justos” (Rm 5, 19). 

Al Señor tu Dios adorarás

Tiempo diferente, tiempo santo, tiempo para reaprender a adorar. El Señor nos enseña que las cosas no dan la vida, que deslumbrar a toda costa es inútil, que triunfar y dominar son simples señuelos del Adversario. Jesús, el amigo de todo hombre y toda mujer se enfrenta al Enemigo de la natura humana y lo desenmascara, y lo vence. Estos días nos invita a estar con él, a escucharle, a contemplarle.

Con unas gotas de antiguo filósofo cínico, decía Savater que el único desprendimiento del que es capaz el ser humano espontáneamente es el desprendimiento de retina. Los cristianos no nos resignamos a ello. Dejamos al Espíritu a que nos conduzca al desierto, allí donde Dios nos hablará al corazón (Os 2, 16), nos liberará de toda cadena y nos conducirá a la plenitud pascual.

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