domingo, 17 de noviembre de 2013

Domingo de la trigésima tercera semana del Tiempo Ordinario. 
PRIMERA LECTURA
Os iluminará un sol de justicia

Lectura de la profecía de Malaquías 3, 19-20a
Mirad que llega el día, ardiente como un horno: malvados y perversos serán la paja, y los quemaré el día que ha de venir - dice el Señor de los ejércitos -, y no quedará de ellos ni rama ni raíz. Pero a los que honran mi nombre los iluminará un sol de justicia que lleva la salud en las alas.

Palabra de Dios.


SALMO RESPONSORIAL 97, 5-6. 7-9a. 9bc 
R. El Señor llega para regir los pueblos con rectitud.
Tañed la cítara para el Señor, 
suenen los instrumentos: con clarines 
y al son de trompetas, 
aclamad al Rey y Señor. R.
Retumbe el mar y cuanto contiene, 
la tierra y cuantos la habitan; 
aplaudan los ríos, 
aclamen los montes al Señor, 
que llega para regir la tierra. R.
Regirá el orbe con justicia 
y los pueblos con rectitud. R.


SEGUNDA LECTURA
El que no trabaja, que no coma

Lectura de la segunda carta del apóstol san Pablo a los Tesalonicenses 3, 7-12
Hermanos:
Ya sabéis cómo tenéis que imitar nuestro ejemplo: no vivimos entre vosotros sin trabajar, nadie nos dio de balde el pan que comimos, sino que trabajamos y nos cansamos día y noche, a fin de no ser carga para nadie.
No es que no tuviésemos derecho para hacerlo, pero quisimos daros un ejemplo que imitar.
Cuando vivimos con vosotros os lo mandamos: El que no trabaja, que no coma.
Porque nos hemos enterado de que algunos viven sin trabajar, muy ocupados en no hacer nada.
Pues a esos les mandarnos y recomendamos, por el Señor Jesucristo, que trabajen con tranquilidad para ganarse el pan.

Palabra de Dios.


EVANGELIO
Con vuestra perseverancia salvaréis vuestras almas

Lectura del santo evangelio según san Lucas 21. 5-19
En aquel tiempo, algunos ponderaban la belleza del templo, por la calidad de la piedra y los exvotos. Jesús les dijo.
- «Esto que contempláis, llegará un día en que no quedará piedra sobre piedra: todo será destruido.»
Ellos le preguntaron:
- «Maestro, ¿cuándo va a ser eso?, ¿y cuál será la señal de que todo eso está para suceder?»
Él contestó:
- «Cuidado con que nadie os engañe. Porque muchos vendrán usurpando mi nombre, diciendo: "Yo soy", o bien: "El momento está cerca; no vayáis tras ellos.
Cuando oigáis noticias de guerras y de revoluciones, no tengáis pánico.
Porque eso tiene que ocurrir primero, pero el final no vendrá en seguida.»
Luego les dijo:
- «Se alzará pueblo contra pueblo y reino contra reino, habrá grandes terremotos, y en diversos países epidemias y hambre.
Habrá también espantos y grandes signos en el cielo.
Pero antes de todo eso os echarán mano, os perseguirán, entregándoos a las sinagogas y a la cárcel, y os harán comparecer ante reyes y gobernadores, por causa mía. Así tendréis ocasión de dar testimonio.
Haced propósito de no preparar vuestra defensa, porque yo os daré palabras y sabiduría a las que no podrá hacer frente ni contradecir ningún adversario vuestro.
Y hasta vuestros padres, y parientes, y hermanos, y amigos os traicionarán, y matarán a algunos de vosotros, y todos os odiarán por causa mía.
Pero ni un cabello de vuestra cabeza perecerá; con vuestra perseverancia salvaréis vuestras almas.»

Palabra del Señor.

COMENTARIO al Evangelio del Domingo:
Por Mikel Garciandía Goñi, Capellán de San Miguel de Aralar (Navarra - España)

Cuidado con que nadie os engañe


El domingo que viene culminamos el año litúrgico, y el Señor quiere equiparnos bien antes de su inminente salida de este mundo hacia el Padre. Por eso, nos insta a mantener una visión libre y crítica para con todo lo que el mundo levanta con aparatosidad, y que tiene pretensión de grandeza. Símbolo de todo ello es el Templo de Jerusalén, pero para nosotros pueden ser todos los señuelos que la sociedad del consumo presenta para perpetuar el Sistema, caiga quien caiga. Los cristianos no somos fundamentalmente gente de orden, sino ciudadanos del Reino de Dios.

Jesús, en su discurso escatológico, nos insta a vivir pendientes de la futura y definitiva manifestación de la grandeza de Dios: la venida en gloria del Hijo del hombre (cf. Lc 21, 27). Él sabe bien que esa espera de la humanidad será ocasión para que falsos mesías se arroguen la pretensión de salvar al mundo. Por ello los cristianos vivimos con una cierta “reserva escatológica” que nos hace resistentes a la fascinación que despiertan ídolos e ideologías entre nosotros. Podemos y debemos desenmascararlos para que nadie recorra sendas de perdición. 

Así tendréis ocasión de dar testimonio

Jesús no pinta un cuadro bucólico y complaciente para estos últimos tiempos, inaugurados con su Resurrección y que serán culminados con su Manifestación (apocalypsis). Con trazos certeros, realistas adelanta la condición de los cristianos de todos los tiempos. En medio de guerras y revoluciones, entre tolerancia y persecuciones, seremos puestos a prueba. Para Jesús, todo es ocasión de martyría, de testimonio (Lc 21, 13). Nada hay más hermoso y convincente que un amor puesto a prueba, y por tanto, probado. Así escogió Dios vencer la oscuridad del pecado: “nadie tiene amor más grande que el que da la vida por sus amigos” (Jn 15, 13).

Como testigos de la victoria del Amor que es Dios, nos enraizamos en el decurso de lo cotidiano para dar fruto, llenos de confianza: “ni un cabello de vuestra cabeza perecerá: con vuestra perseverancia salvaréis vuestras almas” (Lc 21, 18-19). “Ser santos no es difícil, es largo”, decía un obispo sabio. El profeta Malaquías anuncia esta bella promesa: “a los que honran mi nombre, los iluminará un sol de justicia que lleva la salud en las alas” (Ml 3, 20). Jesús sigue iluminando el mundo sin grandezas ni ruidos, sino a través de sus pequeños, de los anawim.

No hay comentarios:

Publicar un comentario

Gracias por tu visita!!!