sábado, 2 de abril de 2011

De la feria. Morado.

Francisco era un religioso franciscano del siglo XV que optó por la vida como ermitaño y fundó la Orden de los ermitaños de San Francisco, conocidos como mínimos. Se destacó por el amor y la humildad y la austeridad extrema en que desarrolló su vida. Fue muy reconocido por su don de hacer milagros.

LECTURA

Os 6, 1-6

Lectura de la profecía de Oseas.

"Vengan, volvamos al Señor: Él nos ha desgarrado, pero nos sanará; ha golpeado, pero vendará nuestras heridas. Después de dos días nos hará revivir, al tercer día nos levantará, y viviremos en su presencia. Esforcémonos por conocer al Señor: su aparición es cierta como la aurora. Vendrá a nosotros como la lluvia, como la lluvia de primavera que riega la tierra". ¿Qué haré contigo, Efraím? ¿Qué haré contigo, Judá? Porque el amor de ustedes es como nube matinal, como el rocío que pronto se disipa. Por eso los hice pedazos por medio de los profetas, los hice morir con las palabras de mi boca, y mi juicio surgirá como la luz. Porque Yo quiero amor y no sacrificios, conocimiento de Dios más que holocaustos.

Palabra de Dios.



Comentario

"¿Qué voy a hacer contigo, Efraím? ¿Qué voy a hacer contigo, Judá?". Nuestro Dios está "enloquecido" de amor. Él insiste en que quiere darnos vida y que vivamos en su amor. Y nosotros seguimos pensando en que lo que él quiere es sacrificio y ritual. Nuestro Dios, que es puro amor, nos llama a encontrarnos con él y con los hermanos y hermanas, practicando la misericordia. Las ofrendas que Dios quiere son las que sostienen la vida del débil y del necesitado.



SALMO

Sal 50, 3-4. 18-21

R. El Señor quiere amor y no sacrificios.

¡Ten piedad de mí, Señor, por tu bondad, por tu gran compasión, borra mis faltas! ¡Lávame totalmente de mi culpa y purifícame de mi pecado! R.

Los sacrificios no te satisfacen; si ofrezco un holocausto, no lo aceptas: mi sacrificio es un espíritu contrito, Tú no desprecias el corazón contrito y humillado. R.

Trata bien a Sión, Señor, por tu bondad; reconstruye los muros de Jerusalén. Entonces aceptarás los sacrificios rituales: las oblaciones y los holocaustos. R.



EVANGELIO

Lc 18, 9-14

Evangelio de nuestro Señor Jesucristo según san Lucas.

Refiriéndose a algunos que se tenían por justos y despreciaban a los demás, Jesús dijo esta parábola: "Dos hombres subieron al Templo para orar; uno era fariseo y el otro, publicano. El fariseo, de pie, oraba así: 'Dios mío, te doy gracias porque no soy como los demás hombres, que son ladrones, injustos y adúlteros; ni tampoco como ese publicano. Ayuno dos veces por semana y pago la décima parte de todas mis entradas'. En cambio el publicano, manteniéndose a distancia, no se animaba siquiera a levantar los ojos al cielo, sino que se golpeaba el pecho, diciendo: '¡Dios mío, ten piedad de mí, que soy un pecador!'. Les aseguro que este último volvió a su casa justificado, pero no el primero. Porque todo el que se eleva será humillado, y el que se humilla será elevado".

Palabra del Señor.



Comentario

Contrariamente a lo que ocurría con el escriba de La lectura de ayer, hoy nos encontramos con este fariseo que "se la cree". Su relación con Dios y con los otros no parece estar animada por el amor, sino por la medición: se compara con los otros y cuenta la cantidad de prescripciones que completa. ¡Si hubiera sido capaz de mirarse a sí mismo y mirar a Dios sinceramente! Dios no quiere que nos presentemos ante él para pasarle el parte de nuestras acciones, sino para encontrarnos de corazón.

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